Uno, diez, cien, mil segundos han pasado mientras escribo estas tímidas líneas en un papel. ¡Y el tiempo está corriendo! Para ti, para mi, para ellos, para todo aquel que se ha detenido a leer estas líneas. ¿Puedes llegar a sentirlo? Ese fugaz instante que ha pasado...
No puedes regresarlo, tampoco este. ¡Se están yendo!
¿A dónde van? He pensado en ir a buscarlos a un lugar repleto de polvo, perdido, contaminado por el abandono y la nostalgia, llamado pasado. Alguien me ha dicho que es mejor que no vuelva, que aunque los encuentre, no los puedo traer. ¿Quién sabe?
Ante la trágica realidad de haber comprendido que no puedo regresarlos, he decidido escoger un puñado de ellos y guardarlos en diversos recovecos de mi memoria. El resto, los he desechado como por arte de magia. Se han volado de mi conciencia. Han desaparecido, mientras que algunos que quería retener, se han esfumado dejándome un resabio de tristeza. He olvidado voces, olores, colores, lugares, personas e inclusive, sensaciones.
Eternos son, en cualidad y cantidad aquellos recuerdos. Infinitos aquellos que recuerdo, e infinitos aquellos que he olvidado. En este punto me detengo a preguntarme ¿es mi memoria una aliada en este proceso?
Un momento. ¡He perdido nuevamente la cuenta de los segundos que han pasado! ¿Qué haré con estos? ¿Y con los que vienen? ¿Qué harás tu?
Algunos han permanecido. Son música, son imagen, son ruido o simplemente son silencio. Otros se han vuelto célebres, al mismo tiempo que otros fueron olvidados actuando como cuentas regresivas.
¿Qué haces con tu tiempo? ¿A dónde va? ¿Qué harás con el que vendrá?
"De mis disparates de juventud lo que más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos" - Pierre Benoit
https://www.youtube.com/watch?v=Kc71KZG87X4
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