lunes, 1 de febrero de 2016

Alarma

Siente un reloj detrás de su oído. El tic-tac es insoportable. Sus pensamientos vuelan de un lugar hacia otro, sin detenerse. Es curiosa la forma en la que logra estar en cientos de sitios sin moverse de su viejo sofá. Con uno de sus pies marca el ritmo de su ansiedad. Toma una bocanada de aire y escucha el silencio. ¡Vaya paradoja si las hay! ¿Existe acaso la posibilidad de oír el silencio en su totalidad?
Su cerebro está a punto de explotar. Mente, aliada enemiga, no logra descansar. Tantas preguntas sin respuesta. Tantas respuestas sin pregunta. Falta poco para el amanecer y no ha podido descansar. La alarma está por sonar. Alarma es rutina, costumbre, es la sensación de sentirse controlado, obligado. Alarma es responsabilidad. Sin embargo, alarma es lo único que le permite despegarse de su psiquis inquieta, aunque sea por un rato.
Podría escaparse con excesos, por alguna razón que todavía ignora, no lo hace. ¿Dónde están todas esas respuestas? Recién ahora ha comprendido esa moda de la búsqueda interior. Quizá todos la persiguen porque nadie la puede obtener. Alarma ha sonado. De este modo abandona, sólo por un rato, la compleja red de razonamientos que lo persigue.
Toma una larga bocanada de aire que rápidamente transforma en un suspiro. ¿Qué son los suspiros? Son resignación, desdicha, fracaso. Una única certeza lo acompaña. No descansará hasta encontrar quién le devele los secretos de su existencia. Alarma retrasará la tarea pero siempre le dará la oportunidad de volver a comenzar. Por lo menos por un rato. Hasta que suene y lo vomite al mundo cuya reina es la banalidad.

https://www.youtube.com/watch?v=Tav5dMbVQfs

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Tesoro de los inocentes

Uno, diez, cien, mil segundos han pasado mientras escribo estas tímidas líneas en un papel. ¡Y el tiempo está corriendo! Para ti, para mi, para ellos, para todo aquel que se ha detenido a leer estas líneas. ¿Puedes llegar a sentirlo? Ese fugaz instante que ha pasado...
No puedes regresarlo, tampoco este. ¡Se están yendo!
¿A dónde van? He pensado en ir a buscarlos a un lugar repleto de polvo, perdido, contaminado por el abandono y la nostalgia, llamado pasado. Alguien me ha dicho que es mejor que no vuelva, que aunque los encuentre, no los puedo traer. ¿Quién sabe?
Ante la trágica realidad de haber comprendido que no puedo regresarlos, he decidido escoger un puñado de ellos y guardarlos en diversos recovecos de mi memoria. El resto, los he desechado como por arte de magia. Se han volado de mi conciencia. Han desaparecido, mientras que algunos que quería retener, se han esfumado dejándome un resabio de tristeza. He olvidado voces, olores, colores, lugares, personas e inclusive, sensaciones.
Eternos son, en cualidad y cantidad aquellos recuerdos. Infinitos aquellos que recuerdo, e infinitos aquellos que he olvidado. En este punto me detengo a preguntarme ¿es mi memoria una aliada en este proceso?
Un momento. ¡He perdido nuevamente la cuenta de los segundos que han pasado! ¿Qué haré con estos? ¿Y con los que vienen? ¿Qué harás tu?
Algunos han permanecido. Son música, son imagen, son ruido o simplemente son silencio. Otros se han vuelto célebres, al mismo tiempo que otros fueron olvidados actuando como cuentas regresivas.
¿Qué haces con tu tiempo? ¿A dónde va? ¿Qué harás con el que vendrá?

"De mis disparates de juventud lo que más pena me da no es el haberlos cometido, sino el no poder volver a cometerlos" - Pierre Benoit

https://www.youtube.com/watch?v=Kc71KZG87X4

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Criminal mambo

Yo soy.
Soy enigma, cada vez que alguien quiere saber el significado de mis tatuajes o cuándo me preguntan por qué no puedo mantener mi aspecto de la misma manera por mucho tiempo.
Soy fuego, cada vez que contemplo lo que para mi es una injusticia. Me enciendo con furia para defender mis convicciones.
Soy silencio, en el momento en que sé que las palabras están de más. Lo soy desde el momento que comprendí que algunos silencios son más sabios que discursos prefijados.
Soy nostalgia, cada vez que viajo y miro por las ventanas que dan luz al camino dejándome entrever mis recuerdos.
Soy ritmo cada vez que una conjunción de sonidos me lo permite. Me envuelvo al son de la música y agradezco la maravillosa sensación que generan algunas melodías.
Soy palabra en el instante en que abro un libro y despliego mis dedos por las ásperas páginas de alguna novela policíaca y, casi sin quererlo, contemplo el reloj y me doy cuenta que pasé varias horas frente al ejemplar en una quietud indescriptible.
Soy crítica en el amplio sentido de la palabra. Admiro la crítica, motor de debate e interpelación. Argumento y contraargumento. Ciclo constante de discusiones fructíferas.
Soy verdad cuando provoco dolor en los demás por decir lo que no quieren escuchar. En esos momentos desearía ser silencio.
Soy orgullo cada vez que veo a la gente que me importa mejorar, destacarse y aprender. Y soy tormenta cuando no lo hacen.
Pero sobretodo soy. Con un puñado de virtudes dentro de un mar de defectos. Sin embargo, me apruebo y lo que es más importante aún, me celebro.

https://www.youtube.com/watch?v=4z2DtNW79sQ

viernes, 11 de septiembre de 2015

Viaje en el tiempo

Luca George Prodan: "En Italia, por ley, soy enfermo mental"
El cantante de Sumo eligió nacer en el teatro. Sí, en el teatro. Su madre, Cecilia Pollock, estaba en un palco cuando se dio cuenta que había roto bolsa. Eligió un lugar bastante privilegiado, arriba de todo mientras su hermana Michela contemplaba el ballet. El 17 de Mayo de 1953 nacía el cantante de Sumo que, en horas, estaría en un bar, conversando conmigo.
Llegó tarde, porque eso hacen las estrellas de rock. Prácticamente no me miró, pero a pesar de mi desconfianza, simplemente fue porque primero decidió pedir dos ginebras. Ni bien entró, se dirigió a la barra del bar ubicado en San Telmo, y encarnando el papel de mozo las trajo. Las apoyó cuidadosamente en la mesa, me miró y sin dudarlo me dijo "vos dirás"; efectivamente, "yo dije" y así, empezó todo:
- Dejame admitirte que pensé que tus primeras palabras serían cuánto gasté en mi pelo de hoy..
- No creo que seas careta. ¿Qué haríamos acá? Es un bar de mala muerte y estas hablando con un loco como yo. Pero sí, a decir verdad, algo habrás gastado. (Sonríe de manera simpática)
- ¿Vos estás loco, Luca?
- Mirá.. en Italia, por ley, soy enfermo mental. Lo determinó un médico. Osea, yo no me hice loco. No quería hacer la colimba, entonces le dije al médico que me tomé todas las drogas pero que ahora sólo soy alcohólico y que no sirvo para eso. Yo solamente voy a hacer quilombo, voy a desertar y solo van a tener que emplear jueces. No me gusta la disciplina. Entonces el médico me dijo que tenía que hacer un informe sobre las drogas que yo había tomado, ya que veía que yo no era un estúpido y que tampoco estaba perdido y ahí me dijo vos tenes el artículo 28 "b".
- ¿Y en qué consiste el artículo? 
- Según el médico, no podía votar. Imaginate mi reacción, dije ¡guau! ¡qué suerte! y además me dijo no podes ser empleado estatal. Empecé a festejar, me estaban dando un regalo. Entonces yo, para la ley italiana, soy enfermo mental. Para que te des una idea, el artículo 28 "a" es puto, el "b" es enfermo mental o mógolico, eso soy yo. (reímos al unísono) y el "c" es drogadicto. Sin embargo, me dio el "b".
- ¿Qué representan las drogas en tu vida? 
- Las drogas fueron la peor cárcel. La droga pesada, adictiva que se llevó a mi hermana y por poco me lleva a mi también. En el '79 la pasé mal, estuve jodido, tuve un coma hepático durante una semana, todo producto de la heroína. Ahí dije basta y me hice alcóholico. El problema sin embargo ahora es otro, que está en todos lados. Mirá a la gente, salí a la calle o leé un diario y ahora te hablo fucking en serio.
- ¿Y qué voy a ver? 
- La cocaína. Está en todos lados, en el Congreso, entre los médicos, en el fútbol. Yo no tomo, esa gente no me gusta, es gente de mierda. Están en otro mundo, les hablas y no te escuchan, ensimismados en una forma de universo químico. Se viste con un traje súper, de mocasines, los bigotes bien argentos, pero tiene la merca en el bolsillo y se va al baño, a hacer como que se peina y en realidad, "tracka tracka". En todos lados la tenes presente.
- ¿No te hubiera gustado ser argentino entonces? 
- No, yo no quiero ser argentino. Acá la onda es formar una familia, ser un banquero y casarte con una pelotuda de Villa Devoto y ¡chau! se quedaron ahí y yo no. Yo sigo con mi locura. Los argentinos tienen que pedir permiso para dejar el país, tienen que votar a unos boludos como esos.. ¿A quién? ¿A quién? ¿La UCD? Son todos unos hijos de puta.
-  Después de vivir tanto tiempo en Argentina.. ¿Te gusta el tango?
- No. El macho bonaerense trata mal a la mujer, la mujer lo deja, el llora y canta un tango. Si la tratara bien, este macho argentino a lo mejor no lloraría.
- ¿Por qué haces música, Luca? 
- Porque vivo de esto. Si bien odio el comercio, vivo de semana en semana, más o menos. No vivo "bien" pero vivo. Hay gente en Sumo que pone mucha guita en el banco y mantiene a su familia. Yo no tengo familia, ni casa. La guita.. ¡me la gasto toda yo! (con  voz de borracho, en tono de broma que sabemos que no es broma y volvemos a reír).
- Recuerdo que alguien te preguntó ¿Qué es SUMO? y la tildaste de pregunta estúpida, alegando que es como preguntar qué es tu zapato y qué carajo se podría responder.. Si Sumo entonces es algo que hace tu abuela cuando no tiene nada que pensar, ¿qué son los temas? 
- La rubia tarada me investigó! (Ríe y se disculpa, aunque no hace falta. Le gustó la pregunta). Las canciones de SUMO son predicciones. No las hice a propósito. Las hago en el acto, en el estudio. Nunca sé de qué carajo hablo, después, al año o dos pasa exactamente lo que canté.
- ¿Sumo tiene una finalidad? ¿O simplemente está ahí porque sí? 
- A Sumo le gustaría poder brindar felicidad y diversión pero no me gusta hacer proselitismo. En cuanto a decirle a la gente, creo que lo mejor sería decirle que se respeten unos a otros, pero es medio idiota por lo imposible que resulta.
"Tengo ganas de fumarme un porro" me dijo. Le pedí una foto antes de irse, se la saco con mucho gusto. Y se fue, mientras yo me quedé pensando en que Luca Prodan es un enfermo mental. Al rato, yo también me fui.

(1987) Escrita por mi, como si estuviese vivo el, o viva yo en ese año.

domingo, 30 de agosto de 2015

Combate liberal

No me halaga que esté tan perdido en mi relato, tan inmerso que apenas me deje un poco de aire para predecir la palabra que sigue. Lo que sí me enorgullece es que haya llegado hasta esta parte preguntándose de qué va todo esto esto.
Estábamos en el medio de una especie de pelea, dos hombres de torso desnudo y pantalones arremangados se disputaban un trozo de oro. Al costado, en una esquina, cada acompañante del luchador llevaba unas cadenas bastante gruesas. Cada una tenía un número. Treinta y seis y treinta y cinco, respectivamente.
Lo curioso de esas riñas es que eran a muerte. Mientras los puños resonando una y otra vez eran exactos, pegaban ellos pero lo sentía yo. De repente, una música excitante anuncia la pausa de mitad de pelea. Diez minutos de recuperación para cada competidor. Uno de ellos estaba viviendo sus últimos diez minutos de relajación. Sin embargo, relajación era la única sensación que no experimentaban. Con la mirada en el objetivo repasaban complejas tácticas.
De repente, una situación que apenas puedo describir corta el delgado hilo de conversación que tenemos con mi colega. Se escucha un débil choque de copas y, al unísono cada jugador bebe un alcohol de pésima calidad. Se enfurecen y sus ojos chispeantes de emoción y exaltación se mueven hacia todos lados. Sus cuerpos transpirados gotean sed de victoria casi simultáneamente al tiempo que la música sale de los adentros de la tierra.
Dos, tres, cuatro. La música se detiene y.. están luchando. Son increíblemente bestiales y están despiadados. Parecen no tener pasado, ni presente ni futuro. Ningún tiempo alguno, ningún reflejo de algún sentimiento que no sea odio o frustración convertida en violencia. Pelean por el triunfo, que no es nada más ni nada menos que su vida.
Son hombres como usted y como yo. Provienen de la asquerosa cotidianidad de sus rutinas. Los trajes y costosos relojes de burocracia bien ubicada, se encuentran dispuestos a un lado.
Quizá necesiten esa pizca de adrenalina, o quizá no. En ese momento sólo un pensamiento ocupa su cabeza; el objetivo, el reluciente oro.
Los espectadores sabemos que no lo gastarán, ya que es evidente que lo poseen. Lo que importa es otra cosa. La cadena, el símbolo, la prueba física del triunfo. ¿Qué representa para ellos la victoria? Mi colega cree que simplemente le demuestran al otro lo aferrados que están a la vida, aunque ingresen a aquel recinto sucio y desprolijo, creyendo lo contrario.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Primeros pasos

- ¿Otra vez vos acá?
- Hoy estoy disfrazado de cordero. Quiero desentrañar todos los secretos que no te animas a contar de un modo amable y pausado.
- A mi no me engañas.. Seguís teniendo la misma expresión del cazador que aguarda el momento perfecto para el ataque. Queres verme vulnerable. No te preocupes, ya vas a encontrar mi momento de inflexión.
- Te diste cuenta de que cada vez escribís más seguido ¿no?
- ¡Ay lobo! Deja de seguir mis pasos con esa exactitud sombría.
- Tranquila, estoy buscando un entretenido infierno disfrazado de paraíso para que puedas aprender un poco más.
- Hay algo muy dulce en tu extraña manera de controlar mis actos. A lo mejor sólo seas un cordero herido en el disfraz de un lobo.
- La bondad y la maldad no caben en el mismo lugar.
- Tampoco en lugares distintos. Se necesitan una a la otra para existir.
- Vos y tus mecanismos de persuasión que me ponen nervioso..
- Esta pulseada te la gané lobo. Hoy estoy de buen humor.

Encontré una curiosa peculiaridad. La simpleza en las palabras del autor. Es bastante extraño. Al tener esos aires de escritura sofisticada, de encontrar un discurso indescifrable, inalcanzable.. esta historia me demuestra que el éxito de esta labor no se encuentra en la arrogancia de las oraciones, ni en el lenguaje complicado para sorprender. Todo lo contrario. Del relato me cautiva la simpleza. Utiliza palabras cotidianas y eso lo convierte en algo todavía más maravilloso de lo que ya es por sí mismo.
Inmediatamente mi mente lo relaciona con el transcurso de la vida y cómo buscamos la felicidad a través de trayectos demasiados complicados, para luego, en la última etapa de la vida, que alcanza los mayores conocimientos del camino, comprender el valor de la simpleza, tal y como es.
Las gotas golpean contra la ventana creando una atmósfera especial. Sigo utilizando palabras engorrosas para sorprender a la bonita audiencia que ansío tener. Pero ahora escribo con los ojos cerrados. Las palabras caen, una a una. Aparecen y pasan por mi mente, como un vehículo que apenas se puede percibir alcanzando velocidades máximas. Esa sensación tengo cada vez que escribo. No importa sobre qué. Es la acción. A algunos se las produce el correr, a otros el nadar, a otros el bailar. Cada uno encuentra su catarsis de manera distinta. Estar inmersa aquí puede ser bueno o terriblemente malo porque mi mente no descansa. Como si fuera un jugador de ajedrez que intenta adelantar sus cinco próximos movimientos, mi psiquis intenta adelantar lo próximo sin concentrarse en el momento. Cada vez hablo menos para escuchar más. Porque después, indefectiblemente, escribo.

Las camas desordenadas de repente se ordenaron y la música empezó a sonar de un lugar sin precedentes. La pasión sin embargo estaba intacta. El alcohol ayudaba a esa lujuria desmesurada que los hacía bailar en sinfonía. Él es un poeta y eso simplemente lo explica absolutamente todo.

https://www.youtube.com/watch?v=DUWGCWJc_FQ

lunes, 27 de julio de 2015

Oficio

- ¿Todavía te acordas de mi? Soy el interrogante vestido de duda, dispuesto a desvertirse para mostrarte todas tus inseguridades.
- Pero.. ¡cómo voy a olvidarme de vos! En la piel del cordero vislumbro las entrañas de aquel lobo hambriento..
- Me fascina la idea de saber que te sigo helando la sangre, tu miedo.. lo huelo desde aquí. En este invierno quedan pocas como vos.
- ¿Y qué tengo de especial?
- Esos intentos de revolución que nunca llegan a nada. El acto de morir en una idea para resucitar en otra.
- ¡Vos queres volverme loca!
- ¿Y qué tendría de malo? La sanidad mental te aburre. Ambos lo sabemos. Te inventaste tu propio paraíso con piezas de infierno para recordarte lo hermoso que es el dolor.

Encuentro inconsciente

Las melodías entrelazadas crean una atmósfera perfecta para este momento. Mi fiel compañera, mente de impulso y creación, estamos en soledad. ¡Qué bello encuentro para ambas! Las palabras se desprenden en un ritual único que une mis partes inconexas. En tu arte nostálgico y melodramático encuentro mi calma. El oficio más reconfortante de esta vida. Así alcanzo una quietud que me eleva y al mismo tiempo me hace reposar.
Atravieso los paisajes sintiendo el peso del cuerpo. Me vuelco en todo tu aprendizaje mundo, y tomo todo lo que me des. La música, fiel vehículo de compañía y transición, me permite traspasar esta realidad superficial para introducirme en una paradoja temporal donde me mantengo suspendida.
Así se suceden los días y las noches. Centenares de personas pasan desapercibidas. Algunas se borran, otras aparecen de repente. Lo único que se desvanece frente a mi y no puedo detener es el tiempo.
Las calles permanecen intactas, las sirenas junto con las campanas siguen sonando a las horas determinadas. La realidad, discurso de los crédulos, me parece un invento. Seguimos caminando intentando encontrar el signo, la marca que permita encontrarnos y desecontrarnos.
Por fin me encuentro con los sentimientos más crudos. Qué quedaría de esta pobre suma de oraciones si te los revelara, lector poseído por un espíritu inquebrantable.
Y cómo puede ser que no me encuentre contigo, ávido escritor. Estoy esperando que te arraigues de mis entrañas y logres desenmascarar al monstruo literario que vive dentro de mí para descubrir el destino de nuestros versos. Te espero pacientemente, mientras me entretengo con algunas copias de tu virilidad poética. No han logrado todavía copiar tu esencia. Simplemente no se puede copiar lo que no se posee.
Esto es lo bonito de este oficio. Mi cuerpo quieto no puede detener a mi mente, está corriendo en incontables pensamientos. No se queda en ninguno. De a poco, alcanza vuelo.. La velocidad de mis ideas es incomparable con mi posibilidad de plasmarlas.
¡Y qué regalo más hermoso me ha da dado esta vida, el de poder disfrutar de cada palabra y, a su vez, disponerlas de tal forma para crear un relato inédito que sólo debe conformarme a mi!
Nunca estuve tan cerca de algo. Y cuando parece vencido, se vuelve inalcanzable. Por eso es tan hermoso..  el oficio de escribir.

https://www.youtube.com/watch?v=EqWLpTKBFcU&index=23&list=RD1Oc1BtjvvRA